lunes, 11 de mayo de 2015

Felicidades ! 12/5/2015

  Hay días para todos, para las madres, para los padres, el día de los enamorados, el día sin humos, el día del libro, etc. Y nosotros, como algunas otras profesiones, también tenemos nuestro día, el 12 de mayo, en el que conmemoramos el nacimiento de nuestra razón de ser, el nacimiento de Florence Nightingale. Es una mirada al pasado, y en eso debe quedarse, en un girar la cabeza para ver lo que se ha superado, lo que ha cambiado de nuestra profesión y se ha abandonado atrás. Tal vez habrá que regresar, conceptualmente, a ese pasado y recuperar alguno de los principios que aún hoy necesitamos.
  No despreciemos la oportunidad de mostrarnos, aunque sólo sea por un día. Y no esperemos que nadie nos organice nada: por muy duro que sea nuestro día a día, por muy poca gratitud externa que obtengamos seamos nosotros quienes levantemos (se hace tarde...) el velo nuestra propia invisibilidad.

Enfermería Una fuerza para el Cambio

  En el lema del CIE hay una palabra que me inquieta, que me impide apoyar ciegamente el objetivo que se persigue. La palabra es el artículo indeterminado "Una", entendiendo por indeterminado aquél artículo que  empleamos para referirnos a un ser u objeto no definido o no especifico.  
  Una fuerza. ¿Por qué esta indefinición? Una fuerza. ¿Acaso necesitamos más? ¿De cuántos tipos de fuerza estamos hablando? Yo apuesto por hablar de "La fuerza". Somos, todos y cada uno de nosotros, suficientes como para convertirnos en La fuerza que conduce al Cambio y en nosotros está esa posibilidad. Fuerza, fortaleza, energía, esfuerzo, impulso, potencia... palabras intercambiables, con un mismo significado. Enfermería es La fuerza para el Cambio.


Una enfermera que blogea es una enfermera que cuida / La red

 
Galicia, Tenerife, Andalucía, Catalunya... y Argentina, Uruguay, Reino Unido, Alemania, México, EEUU... Estos son algunos de los puntos desde donde mi blog es seguido. ¡Es increíble! Hace unos meses no era consciente de ello, de la posibilidad de estar en contacto con gente a la que, tal vez, nunca llegue a conocer físicamente. He mantenido conversaciones con compañeros de profesión de diversos ámbitos,  incluso con personas ajenas a Enfermería, más aún, con pacientes; he podido acceder a información de primera mano sobre temas diversos de la profesión, últimos artículos publicados, opiniones acreditadas, manuales de procedimientos, guías y libros de temas varios, estadística, investigación, metodología, filosofía, derecho... Compartimos ideas, ilusiones y desilusiones, problemas, y nos enriquecemos con aquellos que piensan de otro modo y abrimos los ojos ante opiniones que nada tienen que ver con nuestras creencias, que dábamos por ciertas. Se nos abre la mirada en un ángulo increíblemente amplio y son tantos los puntos de vista que somos incapaces de abarcarlos todos.
  Todo esto, ¿implica cuidar? No sé dar una respuesta bien avalada. Tan sólo el sentido común me indica que es imposible no enriquecerse con esta red de conocimientos; que cada entrada escrita y/o leída es una semilla que, tarde o temprano, geerminará; que cada lazo que se produce en la red es un incentivo para seguir leyendo, y escribir y crear y estudiar... y ampliar, aún más, nuestros conocimientos. Y sólo que una ínfima parte de este nuevo conocimiento repercuta en nuestras asistencia con los pacientes, ya sea directa o indirectamente, habrá valido la pena ser uno de los engranajes de esta red. Y no olvidemos que cuánto mayor sea la red que creamos como enfermeros mayor será la potencialidad de crecimiento de nuestra profesión.

 



 
  

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