domingo, 3 de mayo de 2015

Explorando Lo Incomprrensible

Seis propuestas...
  
Hoy he de referirme a una obra de Italo Calvino, titulada "Seis propuestas para el próximo milenio". Y lo hago porque creo ver en esas propuestas, seis oportunidades para comprender a enfermería.                  
                   
                          Comprender...

A quien va dirigido este verbo es a nosotros mismos, somos nosotros quienes debemos comprendernos antes de buscar en los demás nuestras limitaciones, y pensar que son ellos los que no nos comprenden, ver de qué estamos compuestos e intentar reestructurarnos; aprender a desaprender, a liberarnos de lo fútil para aprehender lo esencial; deconstruir, no para reconstruir sobre lo conocido sino para construir, de nuevo, algo nuevo.


 Calvino inicia sus seis propuestas, propuestas evidentemente en clave literaria, con un corto prólogo en el qué especifica su objetivo: "Quisiera, pues, dedicar estas conferencias a algunos valores o cualidades o especificidades de la literatura que me son particularmente caros, tratando de situarlos en la perspectiva del nuevo milenio". Es en este punto en el que "valores o cualidades o especificidades de la literatura" puede ser intercambiada por "valores o cualidades o especificidades de la enfermería" y en el que me atrevo a lanzar, tomando los términos de Calvino, mis 

                               "Seis propuestas para la próxima Enfermería".

  1. Levedad
  2. Rapidez
  3. Exactitud
  4. Visibilidad
  5. Multiplicidad
  6. Apéndice: el arte de empezar y el arte de acabar
Primera propuesta - Levedad. Hablar de levedad en Enfermería no significa intrascendencia, hacerse insignificante, apocarse y desaparecer, sino liberarse del peso que presupone nuestra presencia constante junto al paciente, de la pesadez de ese mundo compacto y sofocante que nos obliga a utilizar macrosistemas y macroprocesos, y en los que se homogeneiza la enfermedad y, con ella, al paciente, subordinándonos, además, a entidades falsamente superiores.  

Levedad implica percibir lo simple y lo cambiante en el paciente; implica capacidad de abstraer lo elemental hacia donde dirigir nuestra asistencia; implica actuar sobre lo individual, de cubrir sutilmente las necesidades elementales del paciente, de establecer microprocesos asistenciales para el conjunto del macroproceso mórbido. Y en consecuencia, levedad para sobresalir, sutilidad para evidenciar nuestra presencia frente a la tosquedad de una praxis inapetente.

 

Levedad en Enfermería debe entenderse, también, como esa capacidad de alzarse por encima del sistema, de dejar el lastre de la tradición decimonónica a un lado, de lanzar al olvido los prejuicios, las autocomplacencias, el inmovilismo, el aburguesamiento cotidiano, la falsa profesionalidad para situarnos, ingrávidos, sobre lo realizado hasta ahora y, tomando perspectiva, poder recrear(se) nuestra esencia, nuevamente: cuidar..
Se pregunta Kundera en "La insoportable levedad del ser" si Paménides tenía razón o no cuando postuló que todo en el mundo estava dividido por principios contradictorios, positivos y negativos, y si realmente la levedad es positiva y la pesadez negativa, tal y como crreía Parménides. Mi respuesta es afirmativa.

  Por último, esta primera propuesta toma prestadas ideas de la filosofía de la asistencia de Kari Martinsen. Dice Kirkevol (1998):  «Martinsen no pretende presentar una teoría lógicamente construida. Por el contrario, se aleja de la noción del conocimiento que insiste en que la teoría tenga una estructura lógica formada por términos, principios y reglas. La teoría de Martinsen es un análisis interpretativo del cuidado, sobre el que la autora intenta verter luz desde varias perspectivas. Debe decirse que el tratamiento de este fenómeno es tanto extenso como exhaustivo». 
  Estamos ante una teoría del cuidado como fenomenología, que busca entender "la cosa en sí misma", es decir, ir más allá del conocimiento pre-científico, y aquí entronca con la idea de levedad; Martisen propone con sus postulados, elevarse sutilmente dejando atrás el peso de lo sobrentendido, de lo dado porque sí, de aquello que siempre damos por supuesto.


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