domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Qué piensas de...?

Carta a una futura enfermera

Descubrimiento de una respuesta 

Royal College of Nursing
  Hace bastante tiempo, cerca ya de cinco años, recibí por email un enlace a un blog de Enfermería. En él, se publicaba una entrada que hacía referencia a un ensayo premiado por la Society of Geriatric Nursing del Royal College of Nursing, en el año 1984. El ensayo iba a nombre de Rosemary Mills, supervisora de la  Residence Balgoman de Kent y el premio que ganó fue de 100 libras, que empleó en dar una fiesta para sus pacientes. El título del ensayo fue "Ruego apasionado a una futura enfermera" y estaba escrito a modo de carta en la cual se intentaba solicitar, a una futura enfermera, cómo debería cuidar de la autora de la carta, de llegar a coincidir cuando esta última tuviera 70 años.  Guardé el correo quizás con el propósito de averiguar más sobre Rosemary Mills o sobre el ensayo, no lo sé, pero ahí quedó olvidado todo este tiempo. 
  Fue hace seis días, cuando un mensaje de "debe vaciar su correo para poder guardar este archivo" me obligó a revisar y eliminar todos los innumerables correos que tenía guardados en una carpeta personal, y al hacerlo fue cuando me encontré de nuevo leyendo aquél email de entonces. Así que me dije que, antes de eliminarlo, estaría bien averiguar algo más sobre su contenido.
  Me puse manos a la obra y comencé a buscar en PubMed, en Cinhal, en Cuiden, busqué en Google en blogs... y tan sólo encontré referencias en distintos blogs que incluían el texto del ensayo pero con diferencias sustanciales con el que yo tenía, además de la siguiente referencia:

       Mills, R. Passionate plea to a future nurse. Nurs Stand. 1984 May 31;(349):7

  Ninguna otra nota, referencia o comentario, nada. Intenté conseguir el artículo original y tampoco obtuve  resultado alguno. Decidí preguntar en la Biblioteca de Enfermería de la Universidad de Barcelona. Lo único que obtuve fue el ofrecimiento para solicitar el artículo, pero una vez aceptado y llevado a cabo tampoco conseguí nada, no estaba disponible, era demasiado antiguo. Así que comencé a pensar si no sería una referencia falsa, una "leyenda urbana", que de hecho no existía Rosemary Mills y tampoco su artículo, sino que, más bien, se trataba de un divertimento de algún blogger.

Notes on Nursing...
   ¡Y, entonces, fue cuándo la encontré! Antes de irme de la Biblioteca, me dejé llevar por la atracción que  sobre mí ejercían los libros de las estanterías y me puse a mirar alguno de ellos. Estaba frrente a la N y ahí la encontré. Cogí el libro de Florence Nightingale, "Notes on Nursing: what it is, and what it is not"- Edinburg, 1980, y mientras buscaba el índice algo, un trozo de papel, cayó al suelo. Lo recogí y no podía creer lo que tenía en mis manos, de hecho aún ahora a veces pienso que no sucedió en realidad, si no fuera porque todavía lo conservo y, de vez en cuando, vuelvo a leerlo. El trozo de papel era ya viejo, amarillento, y lo habían doblado por dos veces. Lo abrí y comencé a leer lo que parecía ser una carta, en inglés. Lo que a continuación hice fué más bien fruto del instinto que algo pensado y razonado: sin que nadie me viera, lo guardé rápidamente en el bolsillo de la chaqueta y, temblando, dejé el libro de nuevo en la estantería y salí rápido de la Biblioteca. Una vez fuera de ella me alejé lo suficiente como para que nadie que hubiera estado en ella me reconociera, y me senté en la acera a leer aquel trozo de papel: ¡la carta de respuesta al artículo de Rosemary Mills! 
  Estaba fechada el 3 de abril del 2006 en Londres y, en la firma, medio borrada al haberse corrido la tinta, parecía poner "James River" y debajo "a future nurse". Leí entera y por dos veces la carta, y aunque mi nivel de inglés hizo que perdiera el sentido real de algunas frases supe, sin ningún tipo de duda, que me encontraba frente a una carta de respuesta a lo que yo había estado buscando infructuosamente, el artículo de Rosemary Mills "Ruego apasionado a una futura enfermera". No había ninguna referencia al artículo en el texto, ni tampoco a su autora, pero el contenido de la carta no dejaba lugar a dudas. Era realmente un texto de respuesta. Volví a doblar en dos la carta y a guardármela esta vez en la cartera de mano, por nada del mundo quería perderla. Al llegar a casa la volví a desdoblar, cuidadosamente, y me puse a traducirla lo mejor que supe. Y aquí tenéis el resultado:

"Estimada Sra. Rosemary Mills:
  Me llamo James R. y hoy me he matriculado en la Universidad para realizar los estudios de Grado en Enfermería. Terminaré dichos estudios en el 2010, año en el que espero tener suerte y poder trabajar aunque sea con un horario de fines de semana o de noches o, incluso, de días sueltos y con un salario para nada ajustado a la responsabilidad que conlleva la profesión.
  Tal vez coincidamos, usted y yo, en el mismo centro sanitario, tal vez tengamos la oportunidad de intercambiar experiencias vitales, siempre habrá algo interesante qué contarnos; pero no siempre dispondré del tiempo suficiente para hablar con usted, otros pacientes también me necesitarán y, en ocasiones, la gestión del centro optará por trasladarme allí donde hagan falta un par de manos más. Sé que conversar con usted, escucharla activamente, es una de las herramientas que me ofrece esta profesión para favorecer, sin duda, la mejora de su salud.
  No sé si estará en mis manos poder adjudicarle una habitación individual, entiendo que no será así.
  Y por el miedo a perder su intimidad y dignidad no ha de preocuparse, he de decirle que si he escogido hacer de estos estudios mi futura profesión es porque ponen en la persona, enferma o no, el foco de atención; porque además de poseer un carácter técnico-científico, en sus cimientos descansa una disciplina humanística; porque la persona es considerada no como un mero objeto de trabajo sino como a un sujeto, individual o colectivo, que necesita de unos cuidados de salud, que deben ser aplicados bajo una perspectiva ética firme. Porque lo que yo quiero es poder ayudar a mantener, restablecer y prevenir la salud de las personas, cuidando de ellas.
  Intentaré hacer mi trabajo con la mejor predisposición de que disponga, aunque no siempre me será posible realizarlo, puesto que dependeré de terceros, de tener el material necesario para llevar a cabo mis acciones, compañeros que me ayuden en ello y el tiempo suficiente para su realización. No tiene por qué pensar que dejaré sin cumplir alguno de los principios éticos que como personas debemos cumplir. No, no la gritaré ni la humillaré ni perderá su dignidad por alguna acción mía, no entiendo este tipo de acciones en una profesión como ésta, ni en el desarrollo vital del ser humano. Tenga paciencia, eso sí, si me demoro en la realización de algunas actividades, no urgentes pero, estoy seguro, prioritarias para usted. Es por ello que me atrevo a pedirle, como futuro profesional, que participe activamente de sus cuidados de salud, es usted quién sabrá mejor que nadie cuáles serán sus necesidades y qué le convendrá o no.
  En este sentido, y antes no conozca sus preferencias y gustos, comuníqueme todo lo que considere necesario, cerrar la persiana, alcanzarle el vaso de agua, asearla, hablar sobre lo que le preocupa… No se disguste si en ese momento no puedo atenderla, seguramente habrá otros pacientes que precisaran, prioritariamente, de mi atención. Tenga por seguro que no olvidaré sus peticiones, son parte de sus cuidados.
  Y permítame que incluya a su familia en todo el proceso de salud, ellos también seran una pieza importante del mismo. No tema por la pérdida de su intimidad, sólo les diré aquello que usted desee que les diga, siempre y cuando el no decirlo conlleve un riesgo para usted. Entre todos, su familia, usted y yo, deberemos tener como objetivo el establecer los mejores cuidados que usted necesite en ese momento, siempre priorizando sus preferencias; y cuando usted no pueda ya participar en ellos, esté segura de que será mi responsabilidad llevarlos a cabo por usted.
  Creo que puedo afirmar, incluso antes de comenzar Enfermería, que lo que le ofreceré al iniciar y desarrollar mi carrera profesional es lo mismo que me gustaría que me ofreciesen cuando llegara el turno de interrumpir o finalizar mi “carrera vital”: tener las necesidades básicas cubiertas con la ayuda de alguien que crea en las personas.
   Si usted también fuera verdaderamente una enfermera, ¿acaso no diría lo mismo?"
  
 Y hasta aquí la peripecia de mi búsqueda alrededor de Rosemary Mills y el descubrimiento de una respuesta. Quise que participárais de ello y por eso me decidí a ponerlo por escrito, después de todo, hablaban de nuestra profesión. Ayer me deshice de los documentos. Eliminé el correo y las copias que guardaba del artículo inicial; en cuanto a la carta encontrada, por la tarde volví a la biblioteca de la Universidad y, sin que nadie me viera, deposité nuevamente la carta entre las hojas de un libro, pero esta vez no en el mismo, no en el de Florence Nightingale, sino en el de...

 Carta de James R.

  Y ahora viene la pregunta ¿qué piensas de...? No, la pregunta no interroga sobre qué pensáis de las dos cartas, si son ciertas o no, e incluso si existen o no los personajes; lo que se os pregunta es qué opináis sobre la visión de enfermería que nos plantea la primera carta y la visión que ofrece una futura enfermera en la segunda; por qué una enfermera, supervisora, tiene esa visión del cuidar en esos años, incluso, del cuidar en el futuro (no olvidemos que escribe en 1984 pensando en el 2010); si la respuesta se adapta a la realidad de la profesión en la actualidad; si es cierto que somos como nos dibuja Rosemary o tal vez seamos como cree ser James; si es posible que la profesión nos cambie tan profundamente que perdamos esos principios descritos por James; si...



No hay comentarios:

Publicar un comentario